jueves, 6 de diciembre de 2012

El día en que "The Guardian" se volvió populista


Por Ana Inés López Accotto (*)

El 3 de diciembre, el periódico inglés The Guardian publicó un artículo en el que sus autores, Jayati Ghosh y Matías Vernengo, se preguntan por qué Argentina está ahora pagando por lo que ellos califican como “una historia económica peligrosamente exitosa”.

Estos periodistas consideran que Argentina “está siendo atacada por una combinación de fallos judiciales y movimientos agresivos en los mercados financieros”.  Por un lado, el fallo del juez de Ghana a favor del fondo buitre del “financiero conservador Paul Singer” que incautó la Fragata Libertad, buque escuela de la fuerza armada argentina; por otro, la sentencia del juez Thomas Griessa a favor del mismo fondo buitre –Elliot Capital Management, con sede en el paraíso fiscal Islas Caimán- “sobre la base de una interpretación inusual de la cláusula pari passu en los contratos de deuda”.
Después de calificar a los fondos buitre (vulture funds, en inglés) de inversores no convencionales por sus objetivos y forma de funcionamiento, los periodistas señalan: “Es evidente que a los fondos buitre no les importan sutilezas tales como la forma en que la deuda se originó, el principio de que las deudas deben ser atendidas de acuerdo a la capacidad del deudor para pagar o cómo los pagos forzados afectarán al bienestar de los más vulnerables. Representan las finanzas globales en su forma más desnuda agresiva y explotadora”.

En su opinión, “no hay razón para creer que el país esté cerca de un default. La cuenta corriente está en equilibrio, las reservas internacionales están por encima de $ 46bn y la relación de los pagos del servicio de la deuda y las exportaciones es inferior al 20%. En los últimos años, la Argentina ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo, con un descenso del desempleo de alrededor del 22% a cerca del 7%”.

Para explicar el ensañamiento de los mercados financieros y los medios de comunicación,  aventuran: “La verdadera razón puede radicar en el propio éxito de la economía del país después de su defecto y forzado proceso de reestructuración de la deuda. Después de 2002, la Argentina revirtió las medidas de austeridad promovidas por el FMI, renacionalizó sectores productivos clave como el de la aviación, las pensiones y el petróleo más recientemente, incrementó la protección social y la transferencia de ingresos a los pobres y redujo la pobreza sustancialmente. Los salarios reales fueron aumentados y las desigualdades salariales fueron reducidas”.

Pensando seguramente también en la realidad de los países europeos hoy, consideran que “esta es una historia exitosa peligrosa. Muestra que hay vida después del default y que la austeridad no es el mejor camino para salir de la crisis. Estas son las dos lecciones que claramente asustan a los mercados financieros y sus aliados en el sistema judicial y obviamente les preocupa que otros países con dificultades financieras pudieran intentar emular este ejemplo. De ahí el afán de demostrar que no es una historia de éxito después de todo y mantener la presión sobre Argentina a través de sentencias judiciales, bajas calificaciones y medidas similares”.  Y de las grandes corporaciones mediáticas y los papanatas que les hacen el juego.

Terminan con un llamado de atención: “No se trata sólo de que estos recientes movimientos son profundamente injustos y antidemocráticos -es que también amenazan al sistema financiero global. Permitir que los fondos buitre tengan prioridad sobre los otros tenedores de bonos que acepten una reestructuración socava cualquier posibilidad de renegociación de deudas, sin la que ningún sistema de crédito puede funcionar. El "nivel de rencor" en la decisión de Griesa demuestra lo importante que es contar con sistemas judiciales que no se inclinan a favor de inversores privados motivados puramente por la ganancia. Permitir que las agencias de calificación con importantes conflictos de interés funcionen sin regulación y sin la configuración de alternativas públicas crea desinformación sin rendición de cuentas”.

Quizás dicho por periodistas que publican en un periódico vinculado a la izquierda inglesa, que lógicamente escriben en inglés, pueda resultar más creíble al progresismo europeo que si lo sostienen gobiernos y periodistas latinoamericanos. ¿O será que The Guardian se ha vuelto también populista?

*Socióloga y periodista

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