miércoles, 7 de noviembre de 2012

Un cóctel de desidia, protección e insensibilidad


Por Juan Pablo Gavazza

El crimen de Sofía Viale conmueve y pone en el centro de la escena a los poderes político y Judicial. Quedan al desnudo la desidia y la incompetencia de los funcionarios judiciales y de la Policía al mando del gobierno provincial, que ni siquiera tuvo reflejos para solicitar un paso al costado de los responsables. El ministro "político" y el jefe policial dieron una conferencia en la que mintieron o dejaron en evidencia su desinformación. La indignación y la furia se incrementan a partir del modo en que saltan a la luz la inoperencia y la insensibilidad.
La revelación de los verdaderos antecedentes del principal sospechoso por el asesinato de Sofía Viale, dejan al desnudo la incompetencia o bien la falsedad en que incurrieron el ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad César Rodríguez y el jefe de Policía Ricardo Baudaux.

Más allá de las responsabilidades evidentes del Poder Judicial –que las tiene, de manera mayúscula– el principal funcionario político de la cartera y el responsable de la Policía dijeron el martes al mediodía que no habían tenido motivos como para poner a Janssen bajo la lupa.

Más aún: el ministro llegó a afirmar que el único antecedente que vinculaba a Janssen con delitos contra la integridad sexual era una condena a un año de prisión por un hecho “menor”, al que describió como un “manoseo”.

Falso: si bien la Justicia le dio una pena tan escasa que le permitió recuperar la libertad a los 6 meses, lo condenaron por abuso sexual agravado por el uso de armas y privación ilegítima de la libertad. Nada menor.

Pero además hubo una sucesión de hechos por los que Janssen fue acusado y permaneció detenido (algunos de esos hechos se produjeron incluso cuando Sofía ya estaba desaparecida, y en la misma vivienda en que luego fue hallado el cadáver).

Ni el ministro ni el jefe policial los refirieron y entonces hay dos posibilidades: o mintieron y ocultaron; o estaban desinformados. Como sea, está demostrada de modo palmario la incompetencia policial y judicial.

No sólo por el hecho de no haber revisado las causas en que se lo dejó libre tan rápidamente, sino por ni siquiera haber coordinado de modo conjunto tareas para analizar quiénes podrían estar vinculados a la desaparición de Sofía.

Es increíble: desde el más elemental sentido común, cualquier ciudadano hubiera hecho blanco de la investigación a una persona con semejantes antecedentes, que reside a tan pocos metros de la casa de la víctima.

Es tan grande la torpeza, tan indiscutible la desidia, la incompetencia y la insensibilidad, que ni siquiera suena descabellado trazar la hipótesis de que pudo existir algún tipo de protección.

Aunque ni siquiera hacen falta acomodos o favores para propiciar esa protección: semejante nivel de ineptitud por parte de la Justicia y el poder político, es toda una garantía de impunidad.

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