viernes, 28 de septiembre de 2012

Preguntar y contestar

Por El Hombre que Preguntaba

¿La viste a Cristina con los estudiantes de Harvard? ¿Por qué no la viste? ¿Porque no te la bancás, porque no te gusta, porque la odiás por yegua? ¿Y si la mirás un ratito? ¿Si te pongo el video acá mismo, no te animás a mirarlo completo y después decís lo que sientas, lo que pienses, si la odiás, si la puteás, o lo que quieras? ¿Sabés que fue lo que pensé yo? Yo pensé: ¿no será que Lanata y su penosa cohorte tienen razón?

¿No será que, en serio, cada tanto Cristina tiene que dar una conferencia de prensa? ¿No será, de verdad, que con esa ausencia nos estamos perdiendo de algo que no deberíamos, de una riqueza que nos haría más o menos bien? ¿Y sabés que fue lo segundo que pensé…? ¿A vos no te habrá pasado lo mismo?

Lo segundo que pensé fue: ¿te los imaginás ahí, en ese exacto momento, en ese mismo lugar, a los otros que hemos tenido? ¿Qué hubiera dicho Méndez? ¿Qué hubiera hecho De la Rúa? ¿Incluso no les hubieran hecho, en Harvard, preguntas un poco más amigables y mimosas? ¿No hubieran sido más cariñosos esos jovencitos tan decididos a ser parte del mundo liberalcapitalistarepublicanopoliticamentecorrecto?



Como sea, y es lo tercero que pensé… ¿será que esta mina parece brillante, a veces, sólo porque uno está de acuerdo, y entonces uno busca esa coincidencia para creerse que uno puede –siempre a veces– ser brillante? ¿O será, en realidad, que ella –ella y no nosotros– es efectivamente brillante, a veces? ¿O será, mucho más simplemente, que detrás de su voz, de su pensamiento, de sus decisiones, hay –por fin– un proyecto de algo? ¿No será que ese proyecto está? ¿No será que, a veces a tientas y todo, a veces con patinazos despreciables, a veces con gentes de mierda, hay un proyecto? Y ojo eh… después vemos: ¿ese proyecto te conviene? ¿Ese proyecto me conviene? ¿Y si me conviene, o si nos conviene, es el que les conviene / nos conviene a todos, o mejor dicho a la mayoría?

Lo cuarto que pensé, ¿sabés qué fue?: ¿Y de acá en adelante qué? ¿Algún otro va a ser capaz de hablar en Harvard, con aparente convicción y cierto convencimiento, con formación en ciertos casos apabullante, de los medios, de la economía, del “cepo al dólar” –antes era “la crispación”–, del género, de los Derechos Humanos?

¿Te imaginás a Scioli en ese mismo escenario: qué haría? ¿Te imaginás a Macri hablando de Boca o imitando a Freddy Mercuri? ¿Qué hemos hecho para merecer eso? ¿O es que no merecemos eso, entonces?

Lo quinto que pensé fue, otra vez: ¿y por qué nos tenemos que perder de una conferencia de prensa de Cristina presidenta, así de paso les da el gusto, y aunque sea algo tan poco importante en la vida de un país? ¿Pero –ya que estamos– por qué no planear, cada tanto, una rueda con periodistas, y si es posible televisada en directo, para que de paso algunos de los que “quieren preguntar” aprendan, y de paso trabajen, y de paso los que miramos, los que escuchamos, los que estamos acá, los que somos nosotros, nos convencemos de que a lo mejor, por fin, con todas sus mochilas, hay un proyecto de algo?

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