viernes, 31 de agosto de 2012

Kirchnerismo retardado


Por Juan Pablo Gavazza

Marín tiene razón: si los justicialistas pampeanos hubieran ido a las Olimpíadas de Londres se traían el Oro en garrocha. Así son de saltimbanquis y acomodaticios. Él lo sabe mejor que nadie: porque esos saltimbanquis estuvieron a su servicio. Y porque él mismo se ha dado a la práctica de la garrocha.

Marín tiene razón cuando habla de los nuevos K pampeanos: “esperemos que sea por convicción. Porque cuando es por convicción, hay que estar dispuestos a obtener los beneficios cuando las cosas van bien pero tiene mucho más valor cuando las cosas no van bien. Y algunos son aquellos que se acomodan de acuerdo a como alumbra el sol”.

La Pampa se caracteriza por el pulular de kirchneristas retardados y poco convencidos.

El gobernador Oscar Mario Jorge, funcionario de la dictadura e intendente del neoliberalismo, se vio forzado por la realidad a elegir de qué lado se paraba, en cuál de las veredas se apoltronaba. Ahora parece que hace los deberes, fiel a su trayectoria política, que ha sido hacerle caso al que tuviera arriba: Greppi, Marín, Menem, Verna, o el que fuera. Ahora es Cristina. Kirchnerista retardado, sin convicción.

Ahora resulta que la senadora María de los Ángeles Higonet suena como si fuera “nacional y popular” de la primera hora.

Ella, que en el 2009 recorrió la provincia haciendo campaña proselitista prendida de los pantalones de Carlos Verna y diciendo por lo bajo que tarde o temprano el gobierno de Cristina se venía abajo. Ella, que de tan convencida formó parte de un bloque al que llamó “PJ-La Pampa” y al que, según se sabe, todavía no ha dado el portazo. Ella, que para no arrimar ni un respaldo a la presidenta, disimulaba su boicot bajo el eufemismo de que iba a “defender los intereses de la provincia”. Ahora resulta que “si no hay proyecto de país, no hay proyecto de provincia”. Kirchnerista retardada, sin convicción.

Ahora resulta que cuando habla, Luis Larrañaga parece Máximo Kirchner: frente a Boudou, le rebalsan los elogios al modelo por todos los agujeros, se lleva un papelito anotado para que no se le escapen las boludeces que se le sueltan cada vez que discursea y lanza una metralleta de zalamerías a las medidas de Estado y a los funcionarios que las tomaron.

Larrañaga hasta saluda las decisiones políticas por encima de la dictadura economicista y tecnocrática: justo él, que es un hombre llegado a la política desde los negocios más que desde las ideas; él, que ni bien puso un pie en el municipio revitalizó la idea de las privatizaciones; él, que se buscó padrinos en las derechas de todo ámbito (el vernismo, el marinismo, el sindicalismo); él, que representa el vacío ideológico y el perfil gerencial-administrativo de los asuntos de Estado.

El otro kirchnerista retardado y sin convicción es el que tiene razón: Marín. Que quizá por eso mismo sabe tanto del asunto. Marín, que ahora reclama “convicción” tuvo la posibilidad de los hechos y no de las palabras, pero casi empuja a la presidencia de Cristina al abismo, cuando le escatimó su respaldo en la época de la Resolución 125 y se amuchó con Julio Cobos, la Sociedad Rural y el Grupo Clarín. O sea: las corporaciones.

Es lógico, frente a ese panorama, que en La Pampa el gobierno nacional encuentre sus leales entre dirigentes poco conocidos, como hizo por ejemplo en las legislativas del año pasado con María Luz Alonso y Silvia Bersanelli. Tan retardados y poco convencidos lucen los justicialistas locales que hasta uno de los principales referentes de La Cámpora local genera lógicas desconfianzas: Miguel Tanos fue el ministro de Educación del neoliberalismo.

Mirando el panorama dirigencial pampeano, uno encuentra que ninguna de las principales banderas del gobierno “nacional y popular” fue levantada por estos lados: ni la pelea por los Derechos Humanos, ni la Ley de Medios, ni la Asignación Universal por Hijo, ni el fin de la represión a la protesta social, ni las negociaciones paritarias, ni el matrimonio igualitario, ni la estatización de jubilaciones o de YPF, ni la despenalización del consumo de marihuana, ni el desendeudamiento, ni ninguna de las medidas inclusivas que se tomaron fue alguna vez propuesta o decidida de modo genuino por algún dirigente más o menos visible de la corporación que es el PJ pampeano.

En ese sentido, al "modelo" le viene mejor un convencido como Carlos Verna, decididamente un opositor de derecha, que esta manga de "kirchneristas" que de tan retardados se vuelven sospechosos; que como mercenarios son capaces de estar de un lado o del otro; que no sostienen con convicciones las virtudes del gobierno pero que sin embargo son rapidísimos para plegarse a todos sus defectos, incluyendo la manía del reclutamiento de saltimbanquis y garrochistas.

Frente a tanto retardo y falta de convicción de esa clase dirigencial es que a veces se comprende la aplicación del “más que malo conocido, vale el misterio por conocer”.

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